Proyectos de "Misión" Juventud Carmelita Ecuatoriana

Con la finalidad de realizar proyectos de solidaridad, acogida y fraternidad con comunidades que lo necesiten, los jovenes que conformamos el JUCAE, queremos compartir con ustedes estas iniciativas y proponerles se nos una como colaboradores.

jueves, 20 de octubre de 2011

EL PASTOR CON EL QUE SUEÑA LA IGLESIA DE SUCUMBÍOS

Tomado del blog de ISAMIS: ISAMIS
 
 

La autoridad en la iglesia antes que ejercicio del poder es un ejercicio de identidad siendo encargados de hacer visibles las cualidades de Jesús, el Buen Pastor, modelo de todos los pastores y figura de toda autoridad en la Iglesia (Jn 10, 11).

El buen pastor con el que sueña la Iglesia de Sucumbíos ha de ser persona con capacidad de escucha y de acogida:
  • Para escuchar al pueblo en su sufrimiento y dolor (Cfr. Ex 3, 7). La provincia de Sucumbíos tiene una historia reciente marcada por la marginalidad, la explotación, el sufrimiento y el dolor. Han padecido a manos de las compañías petroleras que abrieron los primeros caminos y carreteras, de las compañías de la madera, de los comerciantes, de las autoridades sin escrúpulos, de las fuerzas de seguridad y de las consecuencias de la frontera con Colombia. Algunos dicen que hasta ahora no habían padecido el maltrato por parte de la Iglesia.
  • Capaz de escuchar a Dios en su oración para que le vaya concediendo “entrañas de misericordia” como a Jesús de Nazaret. Solamente desde ahí podrá devolver a esa Iglesia la dignidad que se le ha robado como hacía Jesús con los desposeídos que se encontraba, ciegos (Mc 8, 22-25; Jn 9), sordomudos (Mc 7, 31-35), endemoniados (Mc 5, 15)…

El buen pastor con el que sueña Sucumbíos ha de ser un hombre que ame apasionadamente la verdad pues la iglesia de Sucumbíos ha padecido el flagelo de las verdades a medias, la maledicencia y la difamación por todos los medios: emisoras, internet, panfletos… Resulta especialmente escandaloso que esta obra haya contado con la anuencia de parte de responsables de la iglesia. El pastor que venga para sanar heridas no escuchará únicamente a una parte ni tomará posturas premeditadas y denunciará todo aquello que dañe la dignidad y credibilidad de las personas o grupos buscando que brille la verdad, que es la que nos hace libres (Jn 8, 32).

Sucumbíos sueña con tener un pastor que sea autor y generador de comunión. Es tarea primordial de toda autoridad en la Iglesia ser autor de comunión. (DA 188) Esta comunión se da en ambientes diferentes:

  • Al interior de la propia iglesia local, en cada comunidad y entre las comunidades mismas potenciando las instancias de comunión y participación de la iglesia: Consejos Pastorales, Consejo Diocesano de Pastoral, Consejos de las Unidades de Pastoral, Asamblea Diocesana de Pastoral. Las formas de coordinación podrán variar según los tiempos y necesidades pero no conviene que deje de existir un tejido de comunión. Es el ser de la Iglesia.
  • También deberá estar produciendo comunión con las demás iglesias especialmente las más cercanas, tal como pide el Documento de Aparecida. (DA 166, 181,182…)
  • Con las demás Iglesias del Ecuador asumiendo y cuidando los proyectos emanados por la Conferencia Episcopal tanto en el proyecto de catequesis como en cualquier otra temática que se proponga la Conferencia. (DA 181 y 182)
  • Y la comunión con la Santa Sede para seguir y animar sus directrices.
Sucumbíos sueña con un obispo que valore a los pobres no solamente como objetos de su misericordia o tarea humanitaria de la Iglesia sino con capacidad de escuchar en ellos los gemidos del Espíritu, acogiéndoles, haciendo que sean protagonistas de su historia al devolverles la dignidad que su situación les había quitado. También el obispo que Sucumbíos sueña se dejará tocar por los pobres no sólo físicamente sino que se dejará evangelizar por ellos.

Sucumbíos sueña con un obispo que confía en sus colaboradores, especialmente en el clero diocesano nacido de esta experiencia de Iglesia y que han probado sobradamente su compromiso con la iglesia y con la provincia.
  • Tanto los sacerdotes como los diáconos permanentes encontrarán con él el lugar para ser discípulos y misioneros de Jesús y servir a la iglesia local.
  • En las religiosas encontrará excelentes colaboradoras para la pastoral desde su testimonio de vida fomentando la diversidad de los carismas como expresión de la riqueza de la iglesia (DA 169).
  • Confiará en la riqueza que Dios le otorga para su colaboración en los Ministerios laicales que sostienen la fe de sus hermanos en cada comunidad cristiana. (DA 202)
Un pastor que entra en la realidad, no huye de ella ni se atrinchera ante los problemas que vive la provincia de Sucumbíos sino que los hace propios como pide el Concilio (GS 1). Sucumbíos sueña con llegar a tener un Obispo que hace una pastoral para que la iglesia local sea fermento dentro de la masa (Cfr. Mt 13, 33).

Característica fundamental para este pastor con el que sueña Sucumbíos es que tenga entrañas de misericordia, que no condene sino que salve (Jn 12, 47), que apoye, que ayude y estimule, que privilegie el espíritu ante la ley.

En el respeto a la tradición de la Iglesia local y la Iglesia latinoamericana optará por la iglesia comunidad de comunidades tal como pide insistentemente el Documento de Aparecida al decir: La vida en comunidad es esencial a la vocación cristiana (DA 168) y al hablar de la Parroquia como comunidad de comunidades (Cfr. DA 170-177) o de la opción por las Comunidades Eclesiales de base y pequeñas comunidades (Cfr. DA 178-180).

Finalmente la Iglesia y la sociedad de Sucumbíos sueñan con un pastor capaz de respetar la sana tradición de la Iglesia de Sucumbíos enmarcada en la tradición de la Iglesia Latinoamericana alentada por el Concilio Vaticano II

sábado, 15 de octubre de 2011

A TAITA AGUSTIN BRAVO

Tomado del blog de ISAMIS:

A TAITA AGUSTIN BRAVO




"SÉ FIEL HASTA LA MUERTE Y YO TE DARÉ LA CORONA DE LA VIDA"
Apocalipsis 2, 10

Si hay una expresión que defina a este hombre que acaba de pasar con alegría a la eternidad, es esa: FIEL.

Setenta y dos años de servicio sacerdotal, firme, convencido, lúcido, generoso, valiente hasta los mayores limites, alcanzó un estado de libertad que hizo de su palabra y vida o palabra vivida, una luz intensa a quienes la gracia nos permitió tratarlo.

Fiel a Jesús de Nazaret cuya propuesta siguió sin reservas, sobre todo a la hora de confrontar las sombras que impedían a su pueblo ver la luz. Fiel a los pobres, devenidos en Iglesia, que no, jamás, templo oscuro y arrogante, Taita Agustín entendió siempre a la Iglesia como la comunidad que anunciaba la dignidad de los hijos de Dios, su vitalidad plena, su realización sin cadenas.

Fiel a la hora histórica que le tocó vivir, nunca rehuyó el rol de profeta que se le había encargado: duras las expresiones ante el poder que sojuzga y somete al débil; tierno ante los que necesitan atención y abrigo; sereno frente a los jueces que interrogan y hurgan arrogándose divinidad; incisivo en el análisis teológico y temporal; comprensivo y severo con los jóvenes que llegaban, llenos de dudas y preguntas. Padre en el mayor sentido de la palabra.

Fiel a su hermano y maestro Leonidas Proaño, de cuya obra fue piedra viva, a la difusión de la que dedicó, la vida. Este es quien hoy celebra ya en compañía de los santos, la cena del amor inacabable.


Las Misiones Populares que nacieron desde Chimborazo: las comunidades de base; los misioneros itinerantes; las Escuelas Radiofónicas; la organización popular; la organización indígena; el pueblo en marcha a conquistar la vida, todo ello lleva la huella de nuestro Agustín.

Desde acá en la Amazonia. Desde Sucumbíos, la Iglesia de San Miguel de Sucumbíos (ISAMIS), la que ha sido llamada y con razón "hija de la Iglesia de Riobamba", se une en la oración de gratitud por la vida de Agustín Bravo.

Nosotros que hemos soportado, y lo seguimos haciendo, la persecución y agobio del poder del mundo, durante mucho tiempo y sobre todo este último año, supimos de su voz de aliento y compañía. Gracias Hermano... De corazón, gracias.

Igual que el Taita Chimborazo, también hoy tú, Taita Agustín: Profeta de los pobres de Dios; sacerdote de Jesús Liberador; compañero de María del Magníficat; amigo de Proaño y sus sueños, has sido coronado de vida eternamente.

Los que peregrinamos en las fronteras de la vida y de la muerte elevamos al Padre nuestro canto junto al arrullo de los grandes ríos de la Amazonia y te decimos HASTA SIEMPRE Y BENDITO SEAS... HERMANO.

LOS MISIONEROS Y MISIONERAS DE LA IGLESIA DE SAN MIGUEL DE SUCUMBÍOS

miércoles, 12 de octubre de 2011

LA VERDAD, PILATO, ES…


En fraterna comunión total
con Jon Sobrino,
teólogo del Dios de los pobres,
compañero fiel de Jesús de Nazaret,
testigo de nuestros mártires.

¿Qué es la verdad? ¿Quién tiene la verdad? ¿Cuál es la política verdadera? ¿Cuál es la verdadera religión? Esas preguntas, con diverso tono y a veces provocando desconcierto e indignación, son preguntas universales y de cada día y no las podemos rehuir, ni en la política, ni en la religión. La globalización, si por un lado nos amarra al lucro desalmado, por otro lado nos proporciona espacios nuevos de diálogo y de convivencia, en la verdad compartida.

Nuestra Agenda Latinoamericana Mundial, en estos años de 2007 y 2008, pregunta por la verdadera democracia y denuncia la falsa política. En 2007, “Exigimos y hacemos otra democracia”; y en 2008, “La política ha muerto, viva la política”.

Aquí, en América, en medio de ambigüedades, crispaciones y desencantos, se está dando un viraje hacia la izquierda. Pero, en congresos y en publicaciones, se hacen las preguntas inevitables: ¿qué es la izquierda, qué es la democracia, cuál es la verdadera política, cuál es la verdadera religión, cuál es la verdadera iglesia?

No hay duda que caminamos, a pesar de las dramáticas estadísticas que el PNUD y otras instituciones de opinión nos dan. Son 834 millones de personas las que pasan hambre en el mundo y cada año son 4 millones más. Un 40% de la población mundial vive en la pobreza extrema. En América Latina son unos 205 millones de personas en la pobreza. En África Subsahariana son 47 millones. El economista Luís de Sebastián recuerda que “África es un pecado de Europa”, la mayor deuda actual de la Humanidad. El mundo emplea anualmente un billón de dólares en armas, cantidad 15 veces superior a la cantidad destinada a la ayuda internacional… La desigualdad en nuestra aldea global es una verdadera blasfemia contra la fraternidad universal. Un ejemplo: la media de la renta anual de las personas más ricas de EE UU es de 118.000 dólares; y la media de la renta anual de las personas más pobres de Sierra Leona es de 28 dólares.

Camina el diálogo ecuménico e interreligioso, todavía en las márgenes, y minoritario aún. El fenómeno grave y mundial de la migración está exigiendo respuestas y decisiones que afectan ya a los diferentes pueblos y culturas y religiones. ¿De quién es la verdad?, ¿de quién no es?

La Iglesia, la Iglesia católica, celebra, en Aparecida (Brasil), en este mes de mayo, la V Conferencia del Episcopado Latinoamericano y Caribeño. Y ya se han levantado voces, sinceras y dignas de toda participación, reclamando “lo que no puede faltar en Aparecida”: la opción por lo pobres, el ecumenismo y el macroecumenismo, la vinculación de fe y política, el cuidado de la naturaleza, la contestación profética al capitalismo neoliberal, el derecho de los pueblos indígenas y afroamericanos, el protagonismo del laicado, el reconocimiento efectivo de la participación de la mujer en todas las instancias eclesiales, la corresponsabilidad y la subsidiaridad de toda la Iglesia, el estímulo a las CEBs, la memoria comprometedora
de nuestros mártires, la inculturación sincera del Evangelio en la teología, en la liturgia, en la pastoral, en el derecho canónico. En fin, la continuidad, actualizada, de nuestra “irrenunciable tradición latinoamericana” que arranca, sobre todo, de Medellín.

El tema del V CELAM es: “Discípulos y misioneros de Jesucristo, para que en Él nuestros pueblos tengan vida. Yo soy el camino, la verdad y la vida” (Las discípulas y misioneras, ya que no entran en el enunciado, esperamos que entren en las decisiones de la Conferencia…). El discipulado y la misión son la vivencia concreta y apasionada del seguimiento de Jesús, “al acecho del Reino”. El teólogo A. Brighenti señala que el déficit eclesiológico del Documento de Participación se expresa, sobre todo, en el eclipse del Reino de Dios, citado sólo dos veces en todo el documento. ¿Por qué se le tiene tanto miedo al Reino de Dios, que
fue la obsesión, la vida, la muerte y la resurrección de Jesús?

 No está todo tranquilo en esa Conferencia del CELAM. Con muy mala sombra, como dirían los castizos, ahora, en vísperas de la Conferencia, ha estallado el proceso de nuestro querido Jon Sobrino. Muy sintomático, porque un cardenal de la Curia romana ya ha declarado que antes de Aparecida estará liquidada la Teología de la Liberación. Ese ilustre purpurado habrá de aceptar, supongo, que después de Aparecida continuará vivo y activo el Dios de los pobres, y continuará subversivo el Evangelio de la liberación; y que desgraciadamente el hambre, la guerra, la injusticia, la marginación, la corrupción, la codicia, continuarán
exigiendo de nuestra Iglesia el compromiso real al servicio de los pobres de Dios.

Yo le he escrito a Jon Sobrino, recordándole que somos millones los que lo acompañamos y es, sobre todo, Jesús de Nazaret quien lo acompaña. Le recordaba a Jon aquella décima que escribí a raíz del martirio de sus compañeros de la UCA: “Ya sois la verdad en cruz / y la ciencia en profecía, / y es total la compañía, / compañeros de Jesús”. Por tu santa culpa, le decía a Jon, muchos estamos oyendo, traspasada de actualidad, la pregunta decisiva de Jesús: “Y vosotros ¿quién decís que soy?” Porque es al verdadero Jesús a quien
queremos seguir.

Despectivamente Pilato le pregunta a Jesús qué es la verdad y no se para a oír la respuesta y además lo entrega a la muerte y se lava las manos. Maxence van der Meersch le responde a Pilato y nos responde a todos: “La verdad, Pilato, es estar del lado de los pobres”. La religión y la política han de acoger esa respuesta hasta las últimas consecuencias. Toda la vida de Jesús, además, es esa misma respuesta. La opción por los pobres define toda política y toda religión. Antes era “fuera de la Iglesia no hay salvación”; después, “fuera del Mundo no hay salvación”. Jon Sobrino nos recuerda, una vez más, que “fuera de los pobres no hay salvación”. Juan XXIII abogaba por “una Iglesia de los pobres, para que fuese la Iglesia de todos”. Lo cierto es que los pobres definen, con su vida prohibida y con su muerte “antes de tiempo”, la verdad o la mentira de una Sociedad, de una Iglesia. Dice nuestro Jon Sobrino: “Quien no sepa explícitamente de Dios, lo ha encontrado si ha amado al pobre”; y el Evangelio lo dice repetidamente en la palabra y en la vida de Jesús, en su pesebre y en su calvario, en las bienaventuranzas, en las parábolas, en el juicio final…

Hermanos, hermanas, gente querida y tan próxima en el mismo desvelo y en la misma esperanza, sigamos. Intentando “hacer la verdad en el amor”, como dice el Nuevo Testamento, en comunión fraterna y en la praxis liberadora. “Con los Pobres de la Tierra”. Siendo “vidas por el Reino de la Vida”, como pregonábamos en la Romería de los Mártires de la Caminada”.

Sea esta pequeña circular un grande abrazo de compromiso, de gratitud, de esperanza invencible, Reino adentro.

Pedro Casaldáliga
Circular 2007
24 de marzo, Pascua de San Romero

lunes, 10 de octubre de 2011

YO, PECADOR Y OBISPO, ME CONFIESO

Yo, pecador y obispo, me confieso
de haber llegado a Roma con un bordón agreste;
de sorprender el Viento entre las columnatas
y de ensayar la quena a las barbas del órgano;
de haber llegado a Asís,
cercado de amapolas.

Yo, pecador y obispo, me confieso
de soñar con la Iglesia
vestida solamente de Evangelio y sandalias,
de creer en la Iglesia,
a pesar de la Iglesia, algunas veces;
de creer en el Reino, en todo caso
-caminando en Iglesia-.

Yo, pecador y obispo, me confieso
de haber visto a Jesús de Nazaret
anunciando también la Buena Nueva
a los pobres de América Latina;
de decirle a María: «¡Comadre nuestra, salve!»;
de celebrar la sangre de los que han sido fieles;
de andar de romerías...

Yo, pecador y obispo, me confieso
de amar a Nicaragua, la niña de la honda.
Yo, pecador y obispo, me confieso
de abrir cada mañana la ventana del Tiempo;
de hablar como un hermano a otro hermano;
de no perder el sueño, ni el canto, ni la risa;

de cultivar la flor de la Esperanza
entre las llagas del Resucitado.

(Pedro Casaldaliga)