A TAITA AGUSTIN BRAVO
"SÉ FIEL HASTA LA MUERTE Y YO TE DARÉ LA CORONA DE LA VIDA"
Apocalipsis 2, 10
Si hay una expresión que defina a este hombre que acaba de pasar con alegría a la eternidad, es esa: FIEL.
Setenta y dos años de servicio sacerdotal, firme, convencido, lúcido, generoso, valiente hasta los mayores limites, alcanzó un estado de libertad que hizo de su palabra y vida o palabra vivida, una luz intensa a quienes la gracia nos permitió tratarlo.
Fiel a Jesús de Nazaret cuya propuesta siguió sin reservas, sobre todo a la hora de confrontar las sombras que impedían a su pueblo ver la luz. Fiel a los pobres, devenidos en Iglesia, que no, jamás, templo oscuro y arrogante, Taita Agustín entendió siempre a la Iglesia como la comunidad que anunciaba la dignidad de los hijos de Dios, su vitalidad plena, su realización sin cadenas.
Fiel a la hora histórica que le tocó vivir, nunca rehuyó el rol de profeta que se le había encargado: duras las expresiones ante el poder que sojuzga y somete al débil; tierno ante los que necesitan atención y abrigo; sereno frente a los jueces que interrogan y hurgan arrogándose divinidad; incisivo en el análisis teológico y temporal; comprensivo y severo con los jóvenes que llegaban, llenos de dudas y preguntas. Padre en el mayor sentido de la palabra.
Fiel a su hermano y maestro Leonidas Proaño, de cuya obra fue piedra viva, a la difusión de la que dedicó, la vida. Este es quien hoy celebra ya en compañía de los santos, la cena del amor inacabable.
Las Misiones Populares que nacieron desde Chimborazo: las comunidades de base; los misioneros itinerantes; las Escuelas Radiofónicas; la organización popular; la organización indígena; el pueblo en marcha a conquistar la vida, todo ello lleva la huella de nuestro Agustín.
Desde acá en la Amazonia. Desde Sucumbíos, la Iglesia de San Miguel de Sucumbíos (ISAMIS), la que ha sido llamada y con razón "hija de la Iglesia de Riobamba", se une en la oración de gratitud por la vida de Agustín Bravo.
Nosotros que hemos soportado, y lo seguimos haciendo, la persecución y agobio del poder del mundo, durante mucho tiempo y sobre todo este último año, supimos de su voz de aliento y compañía. Gracias Hermano... De corazón, gracias.
Igual que el Taita Chimborazo, también hoy tú, Taita Agustín: Profeta de los pobres de Dios; sacerdote de Jesús Liberador; compañero de María del Magníficat; amigo de Proaño y sus sueños, has sido coronado de vida eternamente.
Los que peregrinamos en las fronteras de la vida y de la muerte elevamos al Padre nuestro canto junto al arrullo de los grandes ríos de la Amazonia y te decimos HASTA SIEMPRE Y BENDITO SEAS... HERMANO.
LOS MISIONEROS Y MISIONERAS DE LA IGLESIA DE SAN MIGUEL DE SUCUMBÍOS
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