La Jornada Volver a Jesús,
tuvo una hermosa experiencia de fe y un alto contenido espiritual en
que se pidió por una Iglesia de los Pobres, como lo fueron las primeras
Comunidades de Jesús…
En el segundo día de las Jornadas por los 50 años de la inauguración del Concilio Ecuménico Vaticano II,
se vivieron hermosas experiencias de fe y comunidad. Desde temprano
cientos de personas fueron llegando al gimnasio del Colegio de los
Sagrados Corazones de la Alameda para participar en este acontecimiento
vivificador para toda la Iglesia, gracias a la intuición e impulso del
inolvidable Papa Juan XXIII en octubre del año 1962.
A continuación de las excelentes ponencias ofrecidas por el P. Juan Ochagavía, SJ y del teólogo laico, Javier Pinto, que viajó desde Copiapó a Santiago, comenzó una hermosa Eucaristía en la que participaron los padres Mariano Puga, Alfonso Baeza y Vicente Morales.
En la emocionante ceremonia participativa, acogedora y atenta a la Palabra que emana del Evangelio,
se conjugaron tanto la iluminación bíblica, como los testimonios y
recuerdos de hombres y mujeres que han marcado el caminar de la Iglesia
pobre, peregrina, martirial y comprometida de Chile y Latinoamérica.
Momento importante fue cuando los participantes expresaron a viva voz las Gracias al Señor por todo lo que hemos visto y oído en estos largos 50
años en nuestras Comunidades de Base y ambientes cristianos diversos.
Presentes estuvieron los nombres de Juan XXIII, Raúl Silva Henríquez,
Alberto Hurtado, Manuel Larraín, Enrique Alvear, Esteban Gumucio,
Fernando Ariztía, Ronaldo Muñoz, Jorge Hourton, Clotario Blest, Hermanos
Vergara Toledo, Elena Chaín, Odile Laubert, José Comblin, Agustín Vial,
Huaso Correa, Pierre Dubois…
Y,
se recordaron los mártires cristianos que la memoria histórica no
olvida; Joan Alsina, Miguel Woodward, Gerardo Poblete, Antonio Llidó,
André Jarlan, Oscar Romero, Luis Espinal, Rutilio Grande, Juan Gerardi,
Enrique Angelleli, Ita Ford…
Y,
a continuación de la lectura del Salmo 119, se procedió a la lectura de
Mateo 25 (31/46); Cuando el hijo del hombre venga en su gloria rodeada
de todos sus ángeles, se sentará en su trono como Rey glorioso. Todas
las naciones serán llevadas a su presencia y, como el pastor se parara
las ovejas de los machos cabríos, así también los hará él. Separará unos
de otros, poniendo las ovejas a su derecha y los machos cabríos a su
izquierda.
Entonces
el Rey dirá a los que están a la derecha: “¡Vengan, los bendecidos por
mi Padre! Tomen posesión del reino que ha sido preparado para ustedes
desde el principio del mundo. Porque tuve hambre y ustedes me
alimentaron; tuve sed y ustedes me dieron de beber. Pasé como forastero y
ustedes me recibieron en su casa. Anduve sin ropas y me vistieron.
Estaba enfermo y fueron a visitarme. Estuve en la cárcel y me fueron a
ver.”
Entonces
los buenos preguntarán: “Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te dimos
de comer; sediento y te dimos de beber, o forastero y te recibimos, o
sin ropa y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel, y te
fuimos a ver? El Rey responderá: “En verdad les digo que, cuando lo
hicieron con alguno de estos más pequeños, que son mis hermanos, lo
hicieron conmigo.
Al
mismo tiempo, dirá a los que estén a la izquierda: “¡Malditos,
aléjense de mí, vayan al fuego eterno que ha sido destinado para el
diablo y para sus ángeles! Porque tuve hambre y no me dieron de comer,
porque tuve sed y no me dieron de beber; era forastero y no me
recibieron en su casa; no tenía ropa y no me vistieron; estuve enfermo y
encarcelado y no me visitaron.”
Aquellos
preguntaran también: “Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, sediento,
desnudo o forastero, enfermo o encarcelado y no te ayudamos?” El Rey les
responderá: “En verdad les digo que siempre que no lo hicieron con
algunos de estos más pequeños que son mis hermanos, conmigo no
lo hicieron. Y estos irán al suplicio eterno, y los buenos a la vida
eterna.”
Después de las alabanzas y la Comunión, se procedió al cántico de la Virgen María; Magnificat (Lucas 1), Alegría del alma en el Señor…
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
49porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí
su nombre es santo,
50y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
49porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí
su nombre es santo,
50y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
51Él hace proezas con su brazo
dispersa a los soberbios de corazón,
52derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
53a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
dispersa a los soberbios de corazón,
52derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
53a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
En
síntesis y a vuela pluma, queda la alegría de que esta jornada
organizada por diversas instancias laicales y religiosas, cumplió a
cabalidad con lo que decía la Convocatoria e Invitación a este
Encuentro; "Queremos celebrar los 50 años del Concilio
que abrió puertas y ventanas. Celebrar un acontecimiento vivificador
para la Iglesia y el mundo, un soplo del Espíritu de Jesús, bajo la
figura del Papa Juan XXIII y tantos y tantas que se
comprometieron con el Reino de Dios. Queremos celebrarlo juntos.
Anímate, anima tu comunidad, anima a tus amigos y comencemos juntos a
preparar el corazón, la fuerza y la voz para volver a gritar que Cristo
vive y sigue abriendo más puertas y más ventanas para su pueblo
peregrino".
Notable
y esperanzadora inicitiva que puede suscitar un mayor protagonismo y
praxis laical en la construcciónde una Iglesia más fiel y parecida a lo
que fueron las primeras Comunidades fundadas por Jesús...
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