Modus Vivendi sale del olvido...

El Modus Vivendi está saliendo del olvido... De él apenas si se tenían noticias desde que en un ya lejano 24 de julio de 1937 lo firmaron monseñor Fernando Cento, nuncio apostólico de la Santa Sede, y don Carlos Manuel Larrea, Ministro de Relaciones Exteriores del Ecuador. Ese histórico acuerdo, ratificado por el ingeniero Federico Páez, a la sazón encargado del Mando Supremo de la República, puso fin al rompimiento de las relaciones diplomáticas con el Vaticano, que se mantenía desde la Revolución Liberal...

La mención de desempolvado Modus Vivendi surge del pedido de la feligresía del Vicariato de Sucumbíos a las autoridades del Gobierno y de la Iglesia de que se deje sin efecto la designación, como Administrador Apostólico de esa jurisdicción eclesiástica, del padre Rafael Ramón Ibarguren Schindler, sacerdote argentino de la congregación de los “Heraldos del Evangelio”, prolongación del movimiento Tradición Familia y Propiedad, identificada con los sectores más conservadores de la Iglesia, con cuya metodología pastoral están en desacuerdo, porque contradice y trunca la obra cristiana de compromiso con los pobres de monseñor Gonzalo López, carmelita descalzo, abruptamente despedido por la Nunciatura.

El Modus Vivendi de 1937, instrumento destinado a regular las relaciones entre el Estado y la Iglesia y la conducta del clero, la nominación de autoridades eclesiásticas, el régimen de la educación confesional y de las propiedades de la Iglesia, contiene, en su cláusula Séptima, la siguiente prescripción:

“Corresponde a la Santa Sede la elección de obispos; pero, en virtud de este Convenio, comunicará previamente al Gobierno ecuatoriano el nombre de la persona preelegida para arzobispo o coadjunto con derecho a comprobar que no hay razones de carácter político general que obsten a tal nombramiento. Las diligencias se llevarán a cabo con la mayor solicitud y reserva por ambas partes. Transcurrido un mes desde la comunicación hecha al Gobierno, se interpretará el silencio de este en el sentido de que no tiene objeción para el nombramiento...”

Esta cláusula, y la facultad que en ella se establece, no ha sido aplicada ni ejercida antes de ahora; mas, pudiera ser que el Gobierno, acogiendo la petición de los movimientos eclesiales del Vicariato de Sucumbíos, las utilice para vetar la designación del Vicario de los “Heraldos del Evangelio”... Estaría dentro de las atribuciones que le da el Modus Vivendi.

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